sábado, 14 de mayo de 2016

CINCO BENEFICIOS DE PINTAR MANDALAS

Pintar mandalas es una afición que cada vez tiene más adeptos. Quizá esta sociedad en la que vivimos a toda prisa, siempre pendientes de las obligaciones y responsabilidades del mundo exterior, sea la culpable del auge de esta actividad. Se trata de una manera de regalarse a uno mismo un momento de intimidad, de introspección, incluso de volver a conectar con el niño interior, tomando un bloc y una caja de lápices de colores y lanzándose a darle vida a esa figura circular, llena de símbolos indescriptibles que ejercen una poderosa atracción sobre nosotros. Pero, ¿os habéis parado a pensar por qué nos gusta tanto pintar mandalas?


Mandala es una palabra de origen sánscrito, significa círculo. En la cultura hinduista y budista los mandalas simbolizan representaciones del macrocosmos y el microcosmos y son utilizados para la meditación, con el objetivo de establecer conexión entre uno mismo y la divinidad. Habitualmente su forma es circular y todas las figuras contenidas en su interior giran en torno a un eje central, a semejanza de la representación del cosmos, pero también podemos encontrarlos en forma de cuadrados o círculos.



En nuestra cultura occidental el hecho de pintar mandalas persigue, aparte de esta vertiente mística, fines terapéuticos. ¿Sabíais que fue el psicólogo Carl G. Jung quien descubrió sus propiedades curativas a nivel psíquico? Fue durante la Primera Guerra Mundial, mientras estaba en el ejército. Allí adquirió la costumbre de dibujar círculos, de manera inconsciente, hasta que se dio cuenta de que el hecho pintarlos era una manera de expresar sus emociones y  estado de ánimo cada día, le ayudaban a conocerse.





El mandala como terapia

Jung empleó este descubrimiento como un método de investigación sobre la psique humana y fue así como comenzó a aplicar esta técnica como parte de la terapia de sus pacientes. Terapia que continúa aplicándose en la actualidad. ¿Queréis saber cuáles son los beneficios que obtendréis pintando mandalas?


Relaja y ayuda a eliminar el estrés. Se trata de una actividad que enseña a desarrollar la paciencia, ya que se requiere bastante tiempo y atención para colorearlo. Si eres de los que se ansían porque quieren terminarlo todo en seguida te aconsejamos que pruebes esta técnica, aprenderás a bajar el ritmo, a funcionar a otra velocidad y a disfrutar durante el proceso, sin importar el tiempo que tardes en acabar.

Potencia la concentración. Multitud de formas geométricas y figuras que representan elementos de la naturaleza se combinan formando una especie de laberinto pictórico. Tendrás que centrar tu atención plenamente mientras coloreas si no quieres equivocarte. Esto te ayudará a focalizarte en el presente, en el ahora. Te servirá como entrenamiento previo a cualquier trabajo que requiera un alto rendimiento intelectual.


Fomenta la creatividad. Ni qué decir tiene que se trata de una expresión artística en toda regla en la que todo vale. Sólo tienes que dejarte llevar y escoger los colores que más te llamen la atención, sin pensarlo demasiado. Aquí prima la intuición sobre la razón.

Contribuye a la recuperación de la movilidad tras haber sufrido una intervención o dolencia en la articulación. Y de un modo mucho más agradable que repetir interminables series de ejercicios de gimnasia.

Favorece el autodescubrimiento, en realidad lo que hacen es conectarte con tu inconsciente y sacar información de ahí, traerla al plano de la consciencia. Si eres una persona a la que le cuesta expresarse o se bloquea emocionalmente con facilidad comprobarás cómo al colorear estas figuras empiezan a fluir las emociones de manera inesperada, a la vez que te sentirás más en contacto con tu interior, con tu esencia. Te ayudarán a conocerte y a expresarte.

Consejos para pintar un mandala

Puedes utilizar lápices de colores o acuarelas. Y puedes colorear un mandala ya existente o dibujarlo tú mismo, En cualquier caso, antes de lanzarte a colorear tómate unos minutos para observarlo, ponte una música relajante y busca ese espacio y ese momento donde te encuentres tranquilo. Una vez hayas respirado unas cuantas veces y te sientas relajado, ya puedes comenzar la tarea.
La consigna es dejarse llevar, hacer volar la imaginación y disfrutar durante el proceso. ¿Te animas a iniciar este viaje?

No hay comentarios:

Publicar un comentario